Novela histórica: Está publicada y en las mejores librerías del país mi novela "El último albéitar templario". Sobre ella, versarán los comentarios y estudios sobre hechos históricos y costumbristas del medievo. Fotografía: Me encantaría que compartiéramos las fotografías que tengo publicadas a través de Flyckr y Picasa, ya que es una de mis aficiones favoritas.
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jueves, 27 de mayo de 2010
Pila bautismal románica de Redecilla del Camino (Burgos)
PARCIAL DE MI NOVELA: "EL ÚLTIMO ALBÉITAR TEMPLARIO"
Llegado el día, Radomir subió al autobús y se dejó llevar hasta la Real Colegiata de Roncesvalles. Era lo que menos se podían imaginar los hipotéticos perseguidores. En aquel lugar se sumó al grupo de peregrinos que venían del norte de Europa. No tardó en llegar al Puente de la Rabia de Zubiri. Poco después, pasó por Pamplona y dio gracias a Dios en su catedral. Radomir estaba tan integrado en aquella torre de Babel que formaban los viajeros, que nadie podía sospechar de él. Días más tarde, el grupo cruzó el puente románico de Puente la Reina y Radomir, mientras pisaba las piedras romanas, recordó lo que le habíamos contado de nuestra estancia allí. Al día siguiente, sus compañeros y él llegaron a San Pedro de la Rúa de Estella. Luego, pasaron por Santa María de Eunate y por la catedral de Santa María la Redonda de Logroño. En la capital riojana tuvo que buscar una farmacia. Tenía los pies llenos de ampollas y las ingles escocidas. En la etapa siguiente llegaron a Nájera y visitaron el monasterio de Santa María la Real. De allí, marcharon a Santo Domingo de la Calzada, estuvieron en su catedral y, un día más tarde, visitaron detenidamente los monasterios de Yuso y Suso.
Radomir aprovechó para comprobar si en la minúscula cueva del ermitaño San Millán de la Cogolla había alguna mínima pista o indicio, pero no encontró nada anormal con respecto a lo que se había aprendido de memoria en Miravet.
Viajaba con los cinco sentidos alerta y, en ocasiones, creía que era perseguido. Entonces extremaba las precauciones y agudizaba el instinto de supervivencia, hasta que llegaba a la convicción de que sólo se trataba de meras figuraciones suyas.
En la undécima jornada llegaron por fin a Redecilla de Camino. Todos juntos visitaron el pequeño templo de Nuestra Señora de la Calle. A simple vista, observó que los ocho torreones que rodeaban los alvéolos de la parte exterior de la copa, estaban superpuestos. No era una sola roca tallada, como ya habían supuesto observando las fotos en Miravet. Radomir recordó lo que le habíamos dicho mil veces hasta memorizarlo: lo que contenía la carta de mi bisabuelo.
«No existe la nada. Todo objeto o ser tiene enfrente, arriba o abajo su simétrico. Existen el bien y el mal, los cristos y los anticristos, la cara y el revés. La luz domina a la oscuridad y la mantiene sin el poder. Así debe seguir.»
La cara y el revés. No hacía más que pensar en ello mientras le daba la vuelta a la bellísima pila. La cara y el revés. ¿Y si la cara fueran los torreones y el revés la clave? ¿Los ocho o sólo los simétricos? ¿Los cuatro simétricos o sólo los de la luz? Por la noche lo averiguaría.
Como todos, se fue a descansar y a lavarse al albergue de peregrinos que se alzaba justo enfrente de la iglesia. No le gustaba demasiado que estuviera tan cerca una cosa de la otra, pero no podía elegir.
Las ganzúas le franquearon el paso. La linterna de campaña le ayudó a encontrar la pila de inmediato. No resultó tan fácil como él había imaginado. Ni siquiera haciendo palanca con un destornillador cedían los torreones. Incluso llegó a dañar uno de ellos. Inquieto y preocupado por el tiempo que llevaba allí dentro, empezó a barajar otras posibilidades. Tal vez no fuera ésa la solución. Estaba pensando que era demasiado evidente como para que en cualquier otra época se hubieran arriesgado tanto para ocultar allí un secreto tan importante. Se sentó en el suelo, sobre la base de la pila, y fue empujándola hacia sí para poder observar la base. Le cayó toda el agua bendita encima. Blasfemó entre susurros para que nadie le oyera. Esa eventualidad dificultó aún más la búsqueda, porque la piedra húmeda se le resbalaba entre los dedos.
La dejó en el suelo tumbada, se levantó y con la linterna enfocó la base oculta. No había huecos, pero sí una especie de argolla, como las que había en las puertas de las casas antiguas para atar a los animales de carga. Era pequeña. No entendía muy bien qué narices pintaba esa argolla en la base. Probó a estirar para ver qué pasaba y advirtió, sorprendido, que empezaba a ceder un mecanismo. Se quedó quieto, atento, observando si se había producido algún movimiento en alguna parte de la pila. No vio nada diferente, pero, sin embargo, sí que escuchó un ruido extraño. Parecía como si algún mecanismo se hubiera puesto en marcha en el interior de la pila. Probó otra vez a despegar el primer torreón que le venía a mano y no pasó nada. Permanecía inalterable.
Recordó lo de la luz y lo de la simetría, y trató de pensar con calma. Recordó la posición inicial de la pila, antes de tumbarla. ¿Cómo sería la incidencia de la luz solar entrando durante el día a través de la vidriera? Contuvo la respiración, mientras hacía sus cálculos. Luego, presionó la pieza elegida con firmeza y esta vez sí que cedió la piedra.
En el interior del torreón había una tablilla grafiada con un idioma hebraico. Su escritura era cuneiforme. Radomir estuvo a punto de dar un salto de alegría. ¡Lo tenía, lo tenía! Probó con todos los demás, pero sólo se abrió el torreón simétrico al primero que había cedido. Era exactamente igual, pero con distinto texto. Evidentemente, Radomir no sabía traducir el contenido. Asió con fuerza las dos pequeñas tablillas entre sus manos y sintió ligeros escalofríos, precedidos de una sensación de calor y angustia. El vértigo le obligó a volver a sentarse. No supo cuánto tiempo permaneció así, pero cuando recuperó la consciencia ya estaba amaneciendo. Se levantó del suelo. Con gran dificultad, volvió a colocar los torreones, y la pila en vertical. Tenía que salir rápido de allí, porque el charco de agua bendita sobre el suelo era demasiado evidente. Regresó al albergue antes de que el resto de peregrinos se despertaran. Afortunadamente, nadie había notado la ausencia.
DESCRIPCIÓN DE LA PILA BAUTISMAL:
Redecilla del camino es el primer pueblo jacobeo de Castilla y León. Fundado en 1028, donde se menciona el núcleo poblacional en el Cartulario de San Millán de la Cogolla.
Situado al pie de la Sierra de la Demanda. Es parte del camino de Santiago.
Lo más destacado es su iglesia parroquial, dedicada a la Virgen de la Calle. El templo posee restos medievales en la cabecera, y de esa época es su pila bautismal, obra románica del siglo XII y uno de los ejemplares más bellos del románico español.
Está compuesta por un pedestal de media docena de columnas, mientras que su copa esférica tiene tallado en todo su perímetro una decoración que se asemeja a la construcción de una ciudad, con sus torrecillas semicirculares y miradores en voladizo cubiertos con tejadillo triangular representando la Jerusalén Celeste.
Es en esta pila donde se encuentra el desenlace de mi novela.
Detalle de los relieves de la pila :
Cueva de les Maravelles (Benifallim en Tarragona)
En benifallet, en la sierra de Cardó, a unos 4 kms por la carretera T-301, por la margen izquierda del río Ebro, se encuentra una red de 6 cuevas, dos ellas abiertas al público. Fueron habitadas en el neolítico. Formaciones de banderas, estalactitas, estalagmitas, pequeños lagos y numerosas agujas excéntricas que desafían a la gravedad. En ellas, tras visitarlas, me inspiré e incluí en el episodio de la novela donde cae Oscar, fallecen algunos de los personajes, y se guardan temporalmente las "bolsas".
De cualquier modo, vale la pena visitarlas. Benifallet está a 7 km de Miravet.
El Ebro desde el castillo templario de Miravet
Guillem, transitando por caminos próximos a las poblaciones, pero sin entrar en ellas, robando frutas y verduras de los campos y bebiendo en los ríos y fuentes naturales, cabalgando perezosamente durante días, dio con sus huesos en las puertas de la muralla de Miravet, su localidad de nacimiento.
También había llegado hasta allí el asedio de las tropas del Rey.
Fue el último bastión templario intervenido en la Península.
Escapó como alma que lleva el diablo por las sendas de los sirgadores que bordeaban el meandro del caudaloso Ebro, hacia el sur, hacia las tierras recién conquistadas a los sarracenos.
Miravet y su castillo visto desde el meandro del Ebro.
Vista de los muros del castillo
Guillem, tras varias décadas deambulando por la Península, envejecido y vcansado ya de guerrear y perder, creyó llegado el momento de hacer uso del contenido de las alforjas. Así que fue desenterrando lo que entendía que le era de utilidad. Las cosas que no tenían valor económico o a las que no encontró un uso práctico se quedaron a la espera de mejor ocasión.
Volvió a Miravet con un aspecto totalmente cambiado. Vestía ricos ropajes y lucía una cuidada brba con algunas canas. Abrigaba la esperanza de que, al haber abandonado el pueblo siendo mozalbete y no tener ya familia, nadie lo reconocería. Y así fue.
Adquirió la mejor casa que había en ese momento en la ciudad. El jardín lindaba con su añorado Ebro. Luego, tomó esposa. Ni ella ni ninguno de sus vecinos supieron cuál era el origen de su fortuna. Creyeron que procedía de los botines acumulados en las distintas guerras en que participó. Ignoraban que tanto él como sus señores habían sido derrotados en todas ellas.
De vez en cuando se ausentaba de manera misteriosa y justificaba estas repentinas marchas pretextando ambiguos negocios en lejanos lugares. La realidad era bien distinta: en estos viajes se dedicaba sencillamente a enterrar y desenterrar alforjas.
Presentación en el Corte Inglés de Castellón
jueves, 13 de mayo de 2010
LAS PROVINCIAS, ARTICULO SOBRE LA NOVELA.
20.11.09 - 02:29 - MARA CALABUIG
Los próximos días abundan en libros nuevos. 'El último albéitar templario' se debe a Carlos Martínez Fabado. Interiorista de profesión, estudioso de historia medieval y especialista en arquitectura románica, ha dado forma a una novela documentada y vivaz, aliando el rigor a la intriga que capta la atención lectora.
El libro será presentado el lunes 23 por la escritora Fernanda Zabala, maestra en esta misión nada fácil, como bien ha demostrado, especialmente en los ciclos 'Literatura en el Palau', que ella organiza y que iniciarán su próxima temporada a partir de enero. La presentación, en 'Ámbito cultural' de El Corte Inglés.
Ese mismo día, también a las siete de la tarde, otro 'estreno'. El nuevo libro de Carmen Alborch, 'La ciudad y la vida' será introducido por el escritor Juan José Millás y la directora de Ananda Dansa, Rosángeles Valls.
Mucho para elegir, como puede verse.
PERGAMINO DE CHINON
Desde hace mucho tiempo incluso desde sectores cristianos se ha pedido al vaticano la revisión del proceso que Clemente V llevo a cabo contra los caballeros templarios, la gran cantidad de pruebas evidencian que fue una conspiración dirigida por el rey de Francia Felipe el Hermoso cuyo único fin fue apropiarse de las tierras y bienes de la Orden del Temple para sanear las deudas de la corona, una de dichas prueba es el mencionado pergamino de Chinon, que es ni más ni menos que una declaración pública de disculpas del propio papa Clemente V donde absuelve a la orden. (Dirección de la Página Web del Vaticano donde se encuentra dicho documento). http://asv.vatican.va/es/doc/1308.htm
Incluso en el texto de la Web del Vaticano se dice que, “El Papa Clemente V comprobó que las supuestas malas prácticas templarias fueron planeadas y difundidas con el objetivo de una reforma radical de la Orden para acabar con ella y unificarla con la Orden Hospitalaria”. El principal enemigo de la Orden del Temple fue el rey de Francia Felipe IV “el hermoso”, que llevado por su codicia puso sus ojos en la rica Orden del Temple, para ello tramo una conspiración para eliminar a todos los caballeros templarios y así apoderarse de todos sus bienes y posesiones. El Papa en un principio se resiste a participar en dicha conspiración pero después bajo la presión del rey de Francia participa en esta serie de acusaciones falsas con la bula PASTORALIS PRAEMINENTIAE, con ella Clemente V ordena a los príncipes cristianos que arresten a los templarios. La acusación es de apostasía, ultraje a Cristo, ritos obscenos, sodomía e idolatría. Se procede a los interrogatorios que lleva a la tortura y a la muerte a todos los integrantes de la Orden del Temple en los diversos países, pues el objetivo de las torturas era que los integrantes se delatasen unos a otros como pertenecientes a la orden, e incluso no pertenecientes, la muerte de la persona apresada estaba asegurada aunque se retractase, pues el objetivo era apropiarse del máximo de riquezas sin importar demasiado de quien fuesen. Así que, los miembros de la orden fueron perseguidos y muertos bajo tortura en casi toda Europa, algunos de ellos consiguieron durante un tiempo huir a España, Escocia y a otros lugares donde pudieron esconderse, algunos países fueron más sensibles a dicho crimen y durante un tiempo pudieron resistirse, aunque finalmente la Orden sucumbió ante la fuerza de la “Santa Inquisición”.